Tortoni fue de los primeros cafés de Buenos Aires y abrió sus puertas en 1858. Desde entonces allí se han sentado: Luigi Pirandello, Jorge Luis Borges, Federico García Lorca, Carlos Gardel, Albert Einstein. Personajes importantes de la historia de la Argentina, personas cotidianas, turistas y viajeros. Todos han construido con su energía ese espacio que entre café, vino y tangos está en el corazón de la vida de los porteños.
Sentada en el Tortoni, pido el clásico café argentino: el cortado -hermano bastardo macchiato italiano- llega a mi mesa sin gracia alguna. El café servido allí, no tiene nada de notable: de calidad mediocre, quemado y torrado. Pero lo bebo con felicidad, al fin y a cabo uno, no va al Tortoni por la calidad de su cafetería, de hecho uno no va a los cafés en Buenos Aires por el gusto de su café: casi siempre de mala calidad, se visita los cafés porque el café es un espacio mental.
Suena al fondo un viejo tango, me quito los guantes y tomo la taza caliente entre las manos. Miro a los otros comensales (muchos turistas que hablan, los argentinos leen), pienso en el café, el tango y su relación intrínseca.
En el Tortoni se ofrecen de los mejores shows de tangos de la ciudad y miles de turistas van allí a disfrutar, beber vino argentino y vivir la noche porteña.
El café como espacio tiene una gigantesca importancia en la vida de la ciudad. Aquí son instituciones, lugares de encuentro, de discusión, de inspiración, lugares para estudiar, escribir y amar.
Buenos Aires es una ciudad con miles de cafeterías, en cada esquina hay una.
El Café en Buenos Aires es considerado parte esencial del ser argentino, tanto que la costumbre de “ir al café” fue presentada por el Ministerio de Cultura porteño a la UNESCO para ser declarada como Patrimonio.
Buenos Aires es una ciudad de cafés y también una ciudad de inmigrantes, por el Rio e la Plata, entraron millones de inmigrantes tantos o mas que al puerto de Nueva York y con los inmigrantes se instauraron las cafeterías fundadas por españoles e italianos y la nostalgia se sentó en estas mesas. De la tristeza se hablaba, se escribía, se cantaba y bailaba en forma de “ese sentimiento triste que se baila” que es el tango.
Dice Ernesto Sábato: “Los millones de inmigrantes que se precipitaron sobre este país en menos de cien años, no solo engendraron los dos atributos del nuevo argentino que son el resentimiento y la tristeza, sino que prepararon el advenimiento al fenómeno más original del planeta, el tango”. La nostalgia es el sentimiento más porteño y la ciudad creció con las tristezas de sus emigrantes.
Yo soy una emigrante más, de estos millones que han construido esta bella ciudad y conozco de cerca ese sentimiento que me hace vivir en un lugar con la añoranza de que deje atrás, eso te hace bailar un tango con los recuerdos, con las promesas rotas, con tu familia a los lejos.
“CAFETÍN DONDE LLORAN LOS HOMBRES, QUE SABEN EL GUSTO, QUE DEJAN LOS MARES… CAFETÍN Y ESA PENA QUE AMARGA, MIRANDO LOS BARCOS, VOLVER A SUS LARES, ¡CAFETÍN, YO NO TENGO ESPERANZAS, NI SUEÑO, NI ALDEA, PARA REGRESAR” (HOMERO EXPÓSITO Y ARGENTINO GALVÁN)
Los Cafetines de la ciudad han sido inmortalizados en letras muchos entre los mas famosos. Cafetín de Buenos Aires con letra de Enrique Santos Dicépolo.
“De chiquilín te miraba de afuera, como a esas cosas que nunca se alcanzan… La ñata contra el vidrio, en un azul de frío, que solo fue después viviendo, igual al mío……En tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas, yo aprendí filosofía, dados, timba y la poesía cruel de no pensar más en mí…”.
“La tarde está muriendo detrás de la vidriera y pienso mientras tomo mi taza de café. Desfilan los recuerdos, los triunfos y las penas las luces y las sombras del tiempo que se fue. La calle está vacía igual que mi destino. Amigos y cariños, barajas del ayer. Fantasmas de la vida, mentiras del camino que evoco mientras tomo mi taza de café”. (Alberto Malerba).
Yo termino mi café, saco las fotos para este post. Me pongo los guantes, salgo a la calle, voy con un nudo en la garganta a seguir sirviendo espressos tras una barra y buscando mi lugar en esta ciudad.