VAJ , amarillo que brilla

Para continuar con mi Guía de Cafés en Budapest, en esta oportunidad hablare de VAJ.

Una cálida tarde de primavera entró a la cafetería VAJ -significa en Hungaro mantequilla-  el lugar está armado a la forma  Neoyorquina:  techo industrial, mesón de madera al centro, espacio moderno y con estilo práctico, minimalista y moderno. Hay lugares así en todas las grandes ciudades americanas.

Pero Vaj tiene algo diferente, su lema es : ¡ Untamos mantequilla en el pan!»  Y es por esto que  que tiene unos hojaldres espectaculares.  Croissant de pistacho, de cremas, de albaricoques, de chocolates.  Danesas crema de manzana y vainilla. Todo es muy fresco y bellísimo. Trabajan con mantequilla de Normandía y un equipo de panaderos que cada día hace panes,  croissants, caracolas. También hay  una barra donde se sirve buen café.

La vitrina te recibe con un gran aroma a café y pan, todo se ve de gran provocativo y de calidad.  Colores vibrantes, texturas diferentes, sabores variados.  Es difícil, muy difícil elegir qué comer.  Hay pasteles clásicos franceses, especialidad húngaras, con toques modernos.. da ganas de  pedir todo.

Me siento en una linda mesa de madera, con un café y un croissant de albaricoques. Lo mas bonito del lugar son las tazas de color amarillo que usan. El amarillo me trasmite la energía del sol y de la vida. Tomar café en tazas amarillas refleja la  radiante influencia del color amarillo que resulta ser muy estimulante, da la sensación de verano, de alegría, positividad .

El croissant de albaricoque tiene un aroma embriagador,  su color dorado, su bella arquitectura  y sabor intenso a mantequilla  que inunda la boca. El hojaldre está en el  punto justo de crujiente en todas las capas y la crema sutil, suave y perfecta.

Cuenta la leyenda que el croissant nació en Viena -que junto a Budapest fueron las capitales del Imperio Austro Hungaro- quizás por esto aquí son tan magistrales.

La media luna fue creada por los panaderos austriacos para celebrar su victoria sobre los otomanos.  Viene tenía una gran muralla defensiva, así que la estrategia de los otomanos fue cavar de noche cuevas para atacar a Viena desde abajo, para no ser descubiertos trabajaban sólo por la noche, pero los panaderos también trabajaban a esas horas. Estos oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y picos, y dieron la voz de alarma. Fue gracias a este aviso por lo que se defendió la ciudad.  Como celebración de esta victoria, los panaderos crearon un pan con forma de luna creciente, la misma que lucía en la bandera otomana.  Luego la media luna se introdujo  en Francia cuando un oficial austriaco, August Zang, abrió una panadería vienesa en París.

La tarde es perfecta, luz divina, el sol, el café rico, una pausa que agradezco en medio de un turno de trabajo y otro, un momento para soñar y ser yo misma.

Si te encuentras en Budapest, no te puedes perder una de las mejores experiencias: disfrutar de un delicioso croissant o desayuno, en uno de los mejores cafés de Budapest.  Este moderno café en Budapest es el lugar ideal para tomar un  café, donde la magia tiene sabor a mantequilla y crema.

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